jueves, 20 de mayo de 2010

Ira

Cegado por la ira, veo todo blanco, como quemado por la luz del mediodía. Voy vislumbrando las cosas a medida que se acercan y las aparto a golpes. Allá va una silla, después de dar una vuelta en el aire. Lo que sigue son los azulejos de vidrio, que estallan dejando un extraño dibujo de estrella; después la pared. Apenas reconozco la voz que grita, que es la mía propia, pero que suena como un animal herido o rabioso.
De a poco los objetos dejan de girar alrededor y la velocidad deja paso al dolor y las preguntas: ¿estará sana la mano derecha después de este golpe?, ¿qué sentiré mañana?, ¿conseguiré repuesto para estos azulejos?, ¿estoy en mis cabales?.
La ira se va y queda el desconcierto, la duda sobre quién es el verdadero habitante de mi cuerpo: el hombre furioso y desorbitado, o el escribiente que sostiene el lápiz con la mano dolorida.

3 comentarios:

  1. el hombre furioso, sin duda, encerrado en este dique que escribe un blog en blanco
    salud

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  2. Mishíguene kop / hishkatan2 de agosto de 2010, 10:36

    Al final usted es bipolar: un poco woody allen y un poco bram stoker.

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  3. Otras veces me han tratado de cruza de Woody Allen con Juan Carlos Calabró. Me parece que con su comparación salgo ganando.

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