De a poco los objetos dejan de girar alrededor y la velocidad deja paso al dolor y las preguntas: ¿estará sana la mano derecha después de este golpe?, ¿qué sentiré mañana?, ¿conseguiré repuesto para estos azulejos?, ¿estoy en mis cabales?.
La ira se va y queda el desconcierto, la duda sobre quién es el verdadero habitante de mi cuerpo: el hombre furioso y desorbitado, o el escribiente que sostiene el lápiz con la mano dolorida.
el hombre furioso, sin duda, encerrado en este dique que escribe un blog en blanco
ResponderEliminarsalud
Al final usted es bipolar: un poco woody allen y un poco bram stoker.
ResponderEliminarOtras veces me han tratado de cruza de Woody Allen con Juan Carlos Calabró. Me parece que con su comparación salgo ganando.
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