miércoles, 8 de junio de 2011

Ítaca


¿Qué pasó con Ulises después de poner sus pies en las arenas blancas de Ítaca, luego de todos los años de ausencia? ¿Qué opinó Penélope de las batallas y los viajes al compararlas con sus peleas para mantener la casa, educar a Telémaco, lidiar con los pretendientes?
¿Y si Troya era tan solo un lugar en la mente de Ulises? ¿Si todas las mañanas Penélope se despertaba y del otro lado de la cama estaba el cuerpo amado? ¿Por qué Ulises habría dejado entrar a los pretendientes, descuidado a Telémaco? ¿Por qué Penélope no cedió ante las numerosas ofertas?
¿Tan seductoras eran las sirenas, o Circe? ¿Tan terrible era la caverna de Polifemo en la que Ulises trabajaba?
Y hoy que Ulises ha regresado a Ítaca, ¿podrá reconocer a su mujer y a su hijo? ¿Podrán ellos reconocerlo?
Así estamos hoy: de regreso. Confiando en la generosidad del amor de Penélope y esperando.

1 comentario:

  1. Y hace bien. Todos esperamos algo; los más: reconocimiento, empatía, solidaridad. Los menos, un día más de vida, una razón para seguir adelante. Lo importante es que al regreso, cuando nos saquemos el disfraz (la máscara) podamos reconocernos en aquel que desde siempre nos ha estado esperando.

    ResponderEliminar